Abigail Bolaños.
Deseo vivir el amor desde la libertad. Desde mi propio mundo compartido en todo lo que representan nuestras vidas; juntas como un equipo que se elige, se apoya e impulsa, pero respetando nuestra individualidad. No dejando de lado nuestros espacios personales, en donde con facilidad siga riendo a carcajadas por la noche con mis amigas o disfrutar de un café frío en la tarde a solas, sin la necesidad de estar contigo todo el tiempo.
Deseo vivirlo desde la honestidad. Desde la transparencia para expresar lo que realmente pensamos y sentimos en lo más profundo de nuestro corazón. Que no temamos a hablar de temas difíciles, complicados o vergonzosos porque confiamos en el otro u otra y también esperamos que tome decisiones informadas, pero sobre todo realistas.
Porque amar es entender que las necesidades de la otra persona son importantes y es preciso aclarar cuando no podamos cubrirlas.
Deseo un amor que exista desde la empatía y el respeto. No puedo imaginar un vínculo sin responsabilidad afectiva. Que esté dispuesto a escuchar, empatizar cuando hay conflictos y cumplir acuerdos mutuos.
Quiero que el cariño que sintamos no pese, que se sienta livianito y dulce, que traspase la cotidianidad y el bullicio de lo que pasa en las calles, el trabajo o el estrés.
Me gustaría vivirlo desde la tranquilidad, en donde podamos disfrutarnos pacientemente, e incluso discutir—porque no siempre estaremos de acuerdo—con madurez y quietud, para el bien de ambas o ambos.
No habría una “razón lógica” del por qué es necesario aclarar que deseamos un amor sano, en pocas palabras, si en teoría de eso se trata compartirte con otra persona.
Pero la realidad es que el amor romántico (y heteronormado) nos ha bombardeado la cabeza con historias de amor plagadas de misoginia, manipulación, gaslighting y violencia, siendo necesario filtrar qué clase de relaciones sexo afectivas estamos manteniendo y si deseamos escalarlas a otras fases.
Por muchos años, viví el amor desde la carencia y la soledad. Buscando aprobación masculina intentando ser lo que ellos querían, sobrepasando mis límites con el afán de ver en mis parejas algo que solo estaba en mi cabeza.
El amor en esencia debería ser libertad, amistad, empatía, comunicación… respeto. ¿Por qué ver con normalidad “amar” a través de los dramas caóticos e interminables discusiones que eventualmente se vuelven peleas dolorosas?
La historia que atraviesa cada una de las vidas de las mujeres, nos ha orillado a conformarnos con hombres que nos “quieren” a medias, utilizándonos para sus propios intereses, cosificándonos y violentándonos de diversas maneras—recordemos que la violencia no son solo agresiones físicas o verbales- por lo que las relaciones sanas (heterosexuales o no) cada vez son más difíciles de construir.
Si tuviera que vivir la idea distorsionada de lo que la sociedad patriarcal nos ofrece como “amor” hacia otra persona, fuera de todo cuestionamiento y crecimiento personal, prefiero no hacerlo nunca. Porque al sentirnos plenas en nuestra individualidad, no tendríamos la necesidad o urgencia de “complementarnos” con alguien más. Y esperar que una relación llene cualquier vacío que tengamos, es condenarnos a depender de ella, ¿a caso no estamos exhaustas de eso?
Entonces, estoy segura de desear elegir y ser elegida por convicción -cada día- y no por carencias emocionales, idealizaciones o costumbre. Renunciar al amor romántico es resignificar la forma en la que nos relacionamos sexo afectivamente, pero no a las ganas de amar y ser amadas con ternura, calidez e interés genuino.
No tengas miedo a vivir con independiencia y no aceptes menos amor del que tú te puedes dar.
Porque amar es un instinto inevitable, pero hacerlo desde la plenitud cuando te sientas realmente lista; es una decisión.
No hay que tener prisa. Todo llega a su tiempo.
¿Tú qué opinas?
¡Gracias por leerme y acompañarme en estas interminables reflexiones! Te abrazo.
Acerca del autor
Abigail Bolaños
Comunicadora inconforme, activista feminista y escritora de sueños.
Soy licenciada en Ciencias de la Comunicación y especialista en capacitación. Me encanta estudiar teoría feminista y luchar colectivamente por una vida digna para todas las mujeres. Dentro de mis varios trabajos, coordino Entérate Mujer, imparto talleres para distintas organizaciones y gestiono proyectos sociales que promueven los DDHH, la educación, así como la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.