Mariana Ibarzábal.

Es normal brindar apoyo cuando un ser querido lo necesita, este apoyo puede ser de manera emocional, material e instrumental, por una parte el apoyo emocional busca acompañar a la persona durante su tristeza o enojo, sin necesidad de aconsejar ni juzgar sus emociones y decisiones, dentro del apoyo material tiene por objetivo solucionar problemas concretos de carácter material o tangible, lo cual implica un flujo de recursos monetarios, por último el apoyo instrumental hace referencia a la prestación de ayuda directa o servicios.

Cuando apoyamos a alguien es muy importante tomar en cuenta varias cosas, la primera es que primero debes de estar bien tu para poder brindar este apoyo, lo segundo es que trates de que sea lo más recíproco posible, no se trata de cobrar los favores que haces, pero sí que exista un respeto hacía tu tiempo y esfuerzo por ayudar.

Marina Pinilla, psicóloga española, menciona que el apoyo que proporcionamos, tanto en el plano emocional como en el instrumental, debe ser ajustado a nuestras capacidades y circunstancias. El problema surge, sin embargo, cuando nuestros límites se difuminan y acabamos dando más de lo que corresponde.

Síndrome de la salvadora.

Aunque realmente no puede ser clasificado como un síndrome, ya que no está estandarizado como tal, este concepto hace referencia a las personas que necesitan sentirse necesitadas. Elena Martín (2019) menciona que este tipo de personas tienen una fuerte tendencia a buscar gente que necesite constante apoyo y es capaz de sacrificarse hasta a sí misma y sus propias necesidades por las de los otros.

Por otro lado, Nahum Montagud, psicólogo español, dice que estas personas asumen la responsabilidad de ayudar a los demás continuamente, solventándoles todos sus problemas hasta tal punto de que olvidan sus propias necesidades. Este ansia de ser el salvador de los demás en realidad no ayuda en lo personal pues, su intento de apoyar y proteger a otras personas es tan intenso que supone coartar su autonomía y libertad. Su sobreprotección es asfixiante.

Las personas con estas características escogen –a veces consciente y otras inconscientemente– a parejas con carencias afectivas o dificultades psicológicas, llegando a responsabilizarse de su solución. En algunos casos lo logran, sobre todo si dichas dificultades eran leves. La gran incógnita, sin embargo, es qué ocurre cuando entran en juego problemas psicológicos serios. (Pinilla, 2019)

Causas.

Desarrollar esta necesidad de querer salvar a alguien tiene mucho que ver con el estilo de crianza que tuviste y tus vivencias. Las personas con este “síndrome” tienden a tener una patológica necesidad de aprobación y aceptación por parte de los que lo rodean, ya que esto les hace pensar que son indispensables para aquellas personas a quien salva. Así mismo, las personas salvadoras llegan a mostrar una patológica necesidad de tener el control, como siente que los demás lo necesitan y dependen de ella, está se siente con el poder de controlarlos.

Perfil de la salvadora y del salvado.

Salvadora: son personas que les cuesta confiar en la capacidad de resolución de problemas a las personas que ayudan, por lo que prefieren encargarse él mismo con el pretexto de que quiere ayudar.

Salvado: este tipo de personas tienen una personalidad muy dependiente, acompañada de una baja autoestima y escasa seguridad en sí misma. Suelen ser personas que les cuesta mucho salir de su zona de confort y tienen una necesidad de control muy exteriorizado, es decir, atribuyen lo que les pasa a factores externos que no dependen de ellos, sino a la conducta de los demás.

¿Les debemos algo?

Dentro del sistema patriarcal en el que vivimos se nos enseña desde muy pequeñas a servirles a los hombres, esto va desde los juguetes que se nos proporcionaban a temprana edad (cocinitas, bebés y mil accesorios para este, productos del hogar en forma de juguete, etc), hasta cuando crecemos y nos tenemos que hacer cargo de los hombres de nuestra familia, es algo que se nos inculca mucho que es difícil darnos cuenta que no es nuestro lugar cuidar ni rescatar a ningún hombre.

Colette Guillaumin (1992) habla sobre la apropiación de las mujeres y cómo esta relación de poder conlleva a que las mujeres le sirvamos a los hombres y un ejemplo de esta relación es el matrimonio, ella menciona que dentro del matrimonio, muchas veces la esposa debe tener y tendrá todos los hijos que quiera imponerle el esposo. Y si el esposo sobrepasa su propia conveniencia, hará cargar la responsabilidad de ello a la mujer, que debe darle todo lo que él quiere y únicamente lo que él quiere.

Por otro lado, Guillaumin también hace hincapié que uno de los más grandes efectos de esta apropiación de las mujeres es que cada segundo de su tiempo —y sin esperanza de ver cesar a hora fija esta preocupación, incluso en la noche—, las mujeres somos absorbidas por otras individualidades, apartadas por otras actividades de la que estábamos realizando en el momento.

Es muy normal que cuando tenemos una pareja varón queramos ayudarlo a descontruirse porque nosotras vemos lo mejor en ellos, pero lamentablemente ellos fueron criados y socializados de tal manera que es imposible para ellos ser empáticos con las mujeres, porque mientras a ti te diga que está aprendiendo y quiere cambiar, cuando se rodea de sus otros amigos varones prefiere quedar bien con ellos. Recuerda jamás maternar a tu novio, él tiene la capacidad para informarse, cuestionarse y cambiar, y si no lo hace, déjalo, no cargues con algo que no te corresponde.

Te comparto un texto de reflexión sobre la forma en la que llegamos a maternar escrito por Lu Vitep:

MUJER, YA NO MATERNES.

Y no me refiero a que no tengas hijos si así lo deseas, o a no cuidar de ellos. Me refiero a maternar como el acto de responsabilizarte, de cuidar, mimar y proteger todo, y a todos, los que te rodean. Me refiero a poner todo, y a todos, antes que a ti. Me refiero a todo lo que maternaste desde el día en el que te regalaron ese primer bebé de juguete, no sabías ni lo que significaba ser madre. Sólo imitaste todo aquello que las figuras que te cuidaban hacían contigo a esa edad. Lo arrullaste, le diste de comer, le cantaste y lo cuidaste, eso nos enseñaron que debíamos hacer, sólo a nosotras.

Empezamos maternando un pedazo de plástico y de ahí en adelante maternamos todo lo que encontramos a nuestro paso.

Creciste y cuando tuviste un hermano, lo maternaste; en tus primeros trabajos en equipo, maternaste, y cuidado no lo hicieras y decidieras entregar un trabajo sola, porque entonces eres mala, no compartiste el resultado de tu dedicación con los demás.

Más tarde, maternaste a todos tus novios, cuidando de no herirlos; de no irte sin haber intentado hasta lo más absurdo con tal de permanecer. Maternaste a aquel chico que sólo jugó contigo, resistiendo hasta el peor desaire sin responder como debías, porque eso es “violento” y no es bien visto en ninguna mujer, “nosotras somos las dulces, las que cuidan, las que acogen hasta al más terrible; las que con suficiente amor y empeño hasta podemos cambiarlos… reeducarlos…” o dicho de un modo más honesto, también a ellos “debemos” maternarlos.

Maternas en tu casa cuando recoges el calcetín de tu pareja para mantener limpio el espacio que también a él le corresponde. Limpias la casa donde también vive tu hijo adolescente, cuidando del que también es su hogar como si siguiera dentro de tu útero. Maternas hasta el cansancio, y después de ello sigues maternando.

Maternas a tus padres. Maternas en la calle, a cualquier persona que consideres que lo necesita. Maternaste al desconocido que se acerca a preguntarte tu nombre y aunque no querías le respondiste, porque crees que es tu responsabilidad “no hacer que se sienta mal”.

Maternas a tu acosador considerando hasta los daños que le traería una denuncia pública. Maternas cuidando decir lo que quieres decir con delicadeza para no herir susceptibilidades.

Maternas a quien se deje, te lo pida o no, y lo haces porque así te entrenaron, porque, en un sistema como el nuestro, maternar es esclavizarse “por convicción”.

Lu Vitep

Referencias

EL PATRIARCADO AL DESNUDO (O. Curiel & J. Falquet, Compilers; Brecha Lésbica ed.). (2005). https://julesfalquet.files.wordpress.com/2010/06/el-patriarcado-al-desnudo-tres-feministas-materialistas2.pdf

Martín, E. (2019, Junio 27). ¿Sufres del síndrome del salvador? Idealist. Recuperado en Mayo 1, 2022, de https://www.idealist.org/es/accion/sufres-sindrome-salvador

Montagud Rubio, N. (s.f.). Síndrome del salvador: qué es, síntomas y posibles causas. Psicología y Mente. Recuperado en Mayo 1, 2022, de https://psicologiaymente.com/clinica/sindrome-del-salvador

Mujer, ya no maternes. Lu Vitep. (2019, Agosto 5). Itacate de amor. Recuperado en Mayo 1, 2022, de https://skarulupedagoga.blogspot.com/2019/08/les-comparto-un-escrito-fabuloso-que-es.html

Pinilla, M. (2021, Diciembre 23). El síndrome del salvador (o por qué no actuar como el terapeuta de nuestra pareja). Ethic. Recuperado en Mayo 1, 2022, de https://ethic.es/2021/12/el-sindrome-del-salvador-o-por-que-no-actuar-como-el-terapeuta-de-nuestra-pareja/

Acerca del autor

Mariana Ibarzábal
Psicopedagoga

Psicopedagoga que busca educar e informar desde una perspectiva feminista. Me apasiona investigar sobre los trastornos del neurodesarrollo y de aprendizaje en mujeres porque desafortunadamente las mujeres somos muy poco estudiadas y es algo que debe cambiar.

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Mariana Ibarzábal

Psicopedagoga que busca educar e informar desde una perspectiva feminista. Me apasiona investigar sobre los trastornos del neurodesarrollo y de aprendizaje en mujeres porque desafortunadamente las mujeres somos muy poco estudiadas y es algo que debe cambiar.

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