Por Abigail Bolaños.

Desde que somos muy pequeñas, hemos crecido entre cuentos, historias y novelas. La tan famosa “media naranja” se nos ha inculcado incluso de forma inconsciente, porque aunque nuestras familias no nos mencionaran nunca nada de esto, no vivimos aisladas y por lo tanto, lo hemos aprendido de amistades, docentes, conocidos o extraños.

El ser humano por naturaleza idealiza e imagina. ¡Todo el tiempo estamos imaginando! Imaginando la lista del súper, el examen de la semana entrante, o a nuestra pareja ideal. Si bien, mucho tiene que ver las expectativas que tenemos del mundo en general, también los medios de comunicación han colaborado para crear una especie de “amor perfecto”; ese que desde el primer instante en el que se ven a los ojos, pasa una estrella fugaz o hay fuegos artificiales en el cielo.

A menos de que sea una coincidencia bastante extraña, no hay manera de que en la vida real suceda así, eso tú y yo lo sabemos. Pero no me malinterpretes, no quiero que pienses que soy una enemiga del amor, ¡por el contrario! Soy amante apasionada, pero los cuentos rosas ya no me los creo.

Pienso, que en el amor hay que tener en cuenta tres puntos fundamentales para entenderlo y vivirlo de manera más plena.

El primero es que el amor no es, ni debe ser perfecto como nos lo han enseñado. Y esto es porque las personas no lo somos ¡hay que quitarnos ese chip de la cabeza! imposible crear algo de lo cual ni si quiera nosotras somos capaces de ser. Podríamos cambiar la palabra “perfecto” por “genuino” o “real”, el amor genuino no lastima, no hiere, ni maltrata. Un amor genuino es libre, comprensivo y empático por naturaleza, independientemente de la forma en la que nos comuniquemos. En este sentido, me refiero a que no será lo mismo la forma en la que exprese el amor una persona tímida a una extrovertida, aunque los lenguajes puedan ser distintos, el mensaje será el mismo. Y claro que debe haber errores, pero el amor genuino soluciona. Y mucho ojo, que “solucionar” no es equivalente a mantenerse juntas o juntos, solucionar es hacer lo mejor para las dos partes tomando mucho en cuenta la salud mental y emocional.

El segundo punto es qué tan dispuestas estamos a dar y a recibir. Y aquí es cuando salen todas nuestras expectativas; «es que yo quiero a alguien así y asá», «que haga esto y esto otro». Porque ya tenemos idealizada a nuestra pareja ideal, incluso físicamente. ¿Pero qué estamos dispuestas a dar nosotras? Okay, okay, ya sabemos qué es lo que esperas y buscas en alguien, pero ¿qué puedes ofrecer tú?

Nos preocupamos en pensar todo lo que nos gustaría de alguien, mientras que pocas veces nos cuestionamos qué es lo que nosotras somos y damos a las o los demás. Esperamos recibir todo cumpliendo nuestras expectativas, y cuando damos, lo hacemos pensando que es suficiente, sin si quiera ponernos a pensar un momento si realmente es así.

Nuestras parejas son un reflejo nuestro, si no es como a ti te gustaría que fuera, es porque tal vez algo está pasando contigo que atraes a ese tipo de persona, porque no es “quien nos toca”, es quien elegimos.

Finalmente, el último punto, que para mí es el más importante; es la autoestima. Y es que, necesitamos una autoestima real que nos haga sentir competentes, valiosas y seguras ante la vida, sin importar las opiniones de terceros o necesitar que nos alaben o elogien, porque entonces esa sería una falsa autoestima. Una persona que se ama realmente es menos propensa a caer en relaciones amorosas nocivas, y aunque lo hiciera, esa misma autoestima le brindará las herramientas necesarias para “abrir los ojos” y alejarse a tiempo. Antes de pensar en amar a los demás, ¿de qué forma tú te estás amando? ¿qué vacíos estás intentando llenar? Entonces resultará complejo vivir en una relación en la que ninguna de las partes tenga autoestima, porque el amor genuino no puede existir sin amarse a sí misma primero o en donde las expectativas dejan ser realistas o se distorsionan

No existe la pareja perfecta, porque el amor no lo es. Y conformarnos tampoco es una opción. Lo que sí existe es el amor genuino, la capacidad de dar lo que deseamos recibir y la autoestima, que juntas nos van a brindar todo lo que necesitamos para encontrar y ser “el sueño” de alguien, evitando totalmente “amores” tóxicos.

¿Tú qué opinas? ¡Te mando un gran saludo y abrazo!

Acerca del autor

Abigail Bolaños
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Comunicadora inconforme, activista feminista y escritora de sueños.

Soy licenciada en Ciencias de la Comunicación y especialista en capacitación. Me encanta estudiar teoría feminista y luchar colectivamente por una vida digna para todas las mujeres. Dentro de mis varios trabajos, coordino Entérate Mujer, imparto talleres para distintas organizaciones y gestiono proyectos sociales que promueven los DDHH, la educación, así como la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.

Acerca del Autor

Abigail Bolaños

Comunicadora inconforme, activista feminista y escritora de sueños. Soy licenciada en Ciencias de la Comunicación y especialista en capacitación. Me encanta estudiar teoría feminista y luchar colectivamente por una vida digna para todas las mujeres. Dentro de mis varios trabajos, coordino Entérate Mujer, imparto talleres para distintas organizaciones y gestiono proyectos sociales que promueven los DDHH, la educación, así como la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.

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