Dra. Martha García.

El cáncer es una enfermedad que ocurre cuando las células de alguna parte del cuerpo empiezan a dividirse y crecer de manera descontrolada. Estas células dañadas pueden esparcirse a otras partes del cuerpo.

Los ovarios, son las glándulas sexuales en las mujeres. Tienen el tamaño de una almendra y normalmente tenemos dos, ubicados a cada lado del útero. Los ovarios tienen la función de producir hormonas (estrógenos y progesterona) y óvulos, los cuales al ser fecundados por un esperma se podrán convertir en un embrión.

Específicamente, el cáncer de ovario se desarrolla en las células de los ovarios o en las áreas relacionadas con las trompas uterinas.

El cáncer de ovario es la tercera causa de muerte por cáncer en mujeres. Y a pesar de que es menos común que el cáncer de mama y el cervicouterino es más letal.

Mientras que el 30% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama fallecen, el 60% o más de las mujeres con cáncer de ovario mueren en consecuencia. De acuerdo con el Instituto Nacional de Cancerología 5 mujeres mueren diariamente en México a causa del cáncer de ovario.

Este cáncer, puede afectar a cualquier mujer en cualquier momento de su vida, de hecho, la mayoría de las mujeres que desarrollaron cáncer de ovario, no presentaban un alto riesgo para presentarlo.

Los principales factores de riesgo son:

  • Tener familiares que hayan tenido cáncer de ovario, colón o mama.
  • Ser mayor de 40 años.
  • Haberse expuesto a sustancias tóxicas o contaminantes ambientales.
  • Uso prolongado de anticonceptivos orales.
  • Si tu menstruación fue antes de los 11 años.
  • Haber dejado de menstruar a los 50 años o más.
  • No haber tenido embarazos.
  • Tener endometriosis.
  • Tener síndrome de ovario poliquístico.
  • Haberse sometido de manera frecuente a tratamientos de infertilidad.

Debido a que los ovarios se encuentran localizados dentro de la pelvis, en las etapas iniciales no se presentan síntomas notorios; en consecuencia, el 70% de las mujeres se diagnostican en etapas avanzadas. Es decir, que cuando aparecen los síntomas es porque el cáncer está en etapas de mayor gravedad y existe afectación a zonas cercanas, como el intestino o hígado.

Los signos y síntomas más comunes son:

  • Sangrado o secreción vaginal anormal (sobre todo cuando las mujeres han llegado a la menopausia).
  • Dolor en el área pélvica.
  • Dolor abdominal o de espalda.
  • Estreñimiento o urgencia para orinar.
  • Líquido en el abdomen (ascitis).

Aunado al hecho de que es complejo realizar el diagnóstico, existen determinantes que ocasionan que algunos grupos de mujeres tengan menos posibilidades de tener un diagnóstico y por ende un tratamiento adecuado y oportuno.

Los principales determinantes que ocasionan inequidad en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de ovario son:

  • Nivel socioeconómico: Las mujeres con menos ingresos tiene menor acceso a atención médica y por ende menos posibilidad de ser diagnosticadas. Así mismo, tienen más posibilidades de vivir en zonas con más factores de riesgo ambientales.
  • Racismo y gordofobia: Las mujeres que son racializadas (negras y latinas), pertenecen a una etnia o son gordas se enfrenta al racismo, discriminación y/o gordofobia por parte del sistema de salud, lo que ocasiona que tengan menos posibilidades de ser diagnosticadas, ya que durante la atención médica hay una subestimación de los síntomas que expresan. Por otro lado, si llegan a ser diagnosticadas, se ha observado que tienen peores resultados debido a la falta de acceso a un tratamiento de calidad.

A pesar de que es evidente la necesidad de detectar en las fases tempranas el cáncer de ovario, en la actualidad no existe una prueba diagnóstica para detectarlo que sea confiable, precisa y accesible.

Por lo que a continuación les enlistamos unas recomendaciones para estar vigilantes:

  1. Conocer nuestra cuerpa y validar lo que sentimos: Es importante conocer y validar cuando nos damos cuenta de que algo no va bien con nuestra salud. En caso de que acudamos al médico con síntomas parecidos a los descritos anteriormente y que a pesar de haber tenido varios tratamientos no mejoramos, hay que solicitar un chequeo más exhaustivo.
  2. Conocer nuestros factores de riesgo: Es necesario identificar los factores de riesgo que cada una de nosotras tenemos para desarrollar cáncer de ovario, y valorar cuáles puedo modificar.
  3. Revisión ginecológica regular: Es importante que no solo las mujeres que tengan algún antecedente de riesgo, si no todas las mujeres nos hagamos un chequeo ginecológico al menos de manera anual, con la finalidad de identificar alguna anomalía o tumor en nuestros ovarios.
  4. Adoptar buenos hábitos: Así como hay factores de riesgo, existen factores que pueden protegernos como hacer actividad física, evitar el tabaco, alcohol y otras drogas, además de tener una dieta saludable.

Finalmente me parece importante recalcar que si bien hay algunos cambios que podemos hacer a nivel individual para reducir nuestro riesgo de tener cáncer de ovario, existe una desigualdad e inequidad sistemática que ocasiona que el diagnóstico sea tardío y por ende también el tratamiento.

Por lo que es prioritario el desarrollo de pautas claras para la detección temprana del cáncer de ovario y garantizar que los proveedores de atención médica las sigan de manera consistente, esto con la finalidad de mejorar la vida y supervivencia de miles de mujeres.

REFERENCIAS:

  1. Bristow, R. E., Chang, J., Ziogas, A., Campos, B., Chavez, L. R., & Anton-
    Culver, H. (2015). Sociodemographic disparities in advanced ovarian cancer
    survival and adherence to treatment guidelines. Obstetrics and gynecology,
    125(4), 833–842. https://doi.org/10.1097/AOG.0000000000000643
  2. Warsi, Q. A., Huang, A. J., Hess, R., Arya, L. A., Richter, H. E., Bradley, C. S.,
    Rogers, R. G., Myers, D. L., Johnson, K. C., Winkelman, W. D., Gregory, W.
    T., Kraus, S. R., Schembri, M., Brown, J. S., Stone, K. L., & Subak, L. L.
    (2018). Association of Pharmacologic Treatment of Urgency Urinary
    Incontinence With Sleep Quality and Daytime Sleepiness. Obstetrics and

gynecology, 131(2), 204–211.
https://doi.org/10.1097/AOG.0000000000002443

  1. Gallardo-Rincón, Dolores, Espinosa-Romero, Raquel, Muñoz, Wendy
    Rosemary, Mendoza-Martínez, Roberto, Villar-Álvarez, Susana del, Oñate-
    Ocaña, Luis, Isla-Ortiz, David, Márquez-Manríquez, Juan Pablo, Apodaca-
    Cruz, Ángel, & Meneses-García, Abelardo. (2016). Epidemiological overview,
    advances in diagnosis, prevention, treatment and management of epithelial
    ovarian cancer in Mexico. Salud Pública de México, 58(2), 302-308.
    Recuperado en 29 de abril de 2023, de
    http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-
    36342016000200302&lng=es&tlng=en.
  2. Gaona Estudillo, Rubí. (2014). El cáncer de ovario, el asalto del homicida
    invisible. Revista de la Facultad de Medicina (México), 57(1), 24-30.
    Recuperado en 23 de abril de 2023, de
    http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0026-
    17422014000100004&lng=es&tlng=es.

Acerca del autor

Martha García
+ posts

Soy feminista, médica de formación y tengo la Maestría en Ciencias en Epidemiología con énfasis en Salud Sexual y reproductiva. Aprender y enseñar son mis grandes pasiones.

Acerca del Autor

Martha García

Soy feminista, médica de formación y tengo la Maestría en Ciencias en Epidemiología con énfasis en Salud Sexual y reproductiva. Aprender y enseñar son mis grandes pasiones.

Ver Artículos