Psp. Mariana Ibarzábal.

La dependencia emocional es un fenómeno complejo que afecta a todas las personas, pero es importante reconocer que las mujeres hemos sido especialmente estigmatizadas en relación con este tema.

En la sociedad patriarcal en la que vivimos, se nos ha enseñado que estar solas está mal y que necesitamos constantemente la presencia y aprobación de otros, especialmente de hombres, para validar nuestra valor.

En la sociedad patriarcal, se espera que las mujeres seamos dependientes emocionalmente de los hombres, ya sea en relaciones románticas, familiares o amistosas. La idea de que estar solas está mal se ha arraigado profundamente en nuestra cultura, generando un estigma hacia las mujeres que deciden estar solteras o no priorizan las relaciones amorosas en sus vidas.

El patriarcado ha utilizado esta presión para perpetuar roles de género desiguales y limitar la autonomía de las mujeres.

Desde una edad temprana, se nos enseña a las mujeres que nuestro valor depende de nuestra capacidad para ser amadas y deseadas por los hombres. Los medios de comunicación, la publicidad y los cuentos de hadas refuerzan la idea de que necesitamos ser rescatadas por un príncipe encantador para encontrar la felicidad.

Esta narrativa fomenta la dependencia emocional y promueve la idea de que una mujer sin pareja es incompleta o defectuosa.

El feminismo ha cuestionado y desafiado estos estereotipos y expectativas dañinas, abriendo camino para una mayor autonomía emocional de las mujeres. La autonomía emocional implica tener una relación sana con una misma y con los demás, sin depender de otros para validar nuestras emociones y necesidades.

Romper con la dependencia emocional es un acto de resistencia contra las estructuras patriarcales que intentan mantenernos subordinadas y limitadas en nuestras elecciones.

Estar sola no es sinónimo de soledad o tristeza. La soledad puede ser una oportunidad para el crecimiento personal, la autorreflexión y la construcción de una identidad sólida e independiente.

El patriarcado nos ha hecho creer que necesitamos constantemente la compañía de otros para ser felices, pero es importante desafiar esa idea y descubrir la riqueza de la soledad como un espacio de autodescubrimiento y fortaleza.

Investigaciones psicológicas han demostrado que la dependencia emocional puede conducir a relaciones insatisfactorias, baja autoestima, ansiedad y depresión. Es muy común que las mujeres que experimentan dependencia emocional tengan mayores probabilidades de sufrir violencia doméstica y abuso por parte de sus parejas.

Estas dinámicas tóxicas perpetúan la desigualdad y refuerzan la idea de que las mujeres deben depender de los hombres para su bienestar emocional.

Es crucial desafiar la idea de que estar solas está mal. La dependencia emocional impuesta por el patriarcado tiene efectos negativos en la vida de nosotras las mujeres y limita nuestra capacidad de tomar decisiones autónomas.

Fomentar la autonomía emocional y valorar la soledad como una oportunidad de crecimiento y fortaleza es un paso crucial hacia la construcción de una sociedad más igualitaria y empoderada para todas las personas, independientemente de su sexo.

Referencias

Revista de Psicología Vol. 33 (2), 2015 (ISSN 0254-9247) – Dependencia emocional en mujeres
víctimas de violencia de pareja. (s.f.). SciELO Perú. Recuperado Julio, 2023, de
http://www.scielo.org.pe/pdf/psico/v33n2/a07v33n2.pdf

Acerca del autor

Mariana Ibarzábal
Psicopedagoga | + posts

Psicopedagoga que busca educar e informar desde una perspectiva feminista. Me apasiona investigar sobre los trastornos del neurodesarrollo y de aprendizaje en mujeres porque desafortunadamente las mujeres somos muy poco estudiadas y es algo que debe cambiar.

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