Psic. Valeria Rocha.

Debido a la ineficiencia del Estado de garantizar nuestros derechos, cada vez hay más mujeres que respondemos a ello y formamos parte del activismo feminista, ya sea difundiendo información, escribiendo, dando talleres, acompañando a otras en procesos de aborto, emocionales, médicos o legales; y esto que hacemos es una tarea muy valiosa, ya que contribuimos a tener una vida más justa para nosotras y las que nos rodean.

Sin embargo, hay una línea muy delgada en la que puede que nos sobrepasemos un poco con dichas labores, lo cual puede llegar a ser bastante cansado y frustrante.

Es muy común que bajo las altas demandas que esto requiere, nos llevemos una carga importante física y mental, pero recordemos que esto también tiene un límite, y cuidar de nosotras mismas también es un acto político.

Con esto no queremos decir que dejemos de luchar contra la violencia hacia nosotras, sino que, es importante tomar en cuenta cómo nos sentimos a nivel corporal y emocional.

¿Por qué el autocuidado debe ser fundamental para el activismo feminista?

  1. Lo personal es político: nuestro estado emocional influye de manera importante en la organización en la que trabajemos, y por ende, en las mujeres que acompañamos o reciben nuestro apoyo.
  1. Es una postura ética: al cuidarnos a nosotras mismas, cuidamos al mismo tiempo
    nuestro trabajo y a las mujeres de nuestro alrededor.
  2. El bienestar no es un privilegio, es un derecho: descansar, distraernos y disfrutar de
    las cosas que más nos gustan nos fortalece en distintas áreas; también somos
    merecedoras de ello.

Hemos sido educadas para colocar como prioridad las necesidades de otras personas, negando las propias. Es por esto, que Jelena Dordevic y Guacira Oliveira (2015) nos presentan diferentes estrategias que podemos realizar tanto de manera colectiva, es decir, desde el grupo u organización con la que estemos colaborando, como individual, de tal forma que mantengamos la conexión con nosotras mismas, nuestro cuerpo y las demás compañeras:

  1. Reconocer y expresar las necesidades de cada una de las integrantes del grupo: darle nombre a nuestras experiencias, historias, frustraciones y deseos.
  1. Hablar sobre nosotras y entre nosotras en los espacios de la organización: compartir
    sentires y pensares con las demás nos permitirá sentirnos acompañadas y
    contenidas.
  2. Compartir herramientas: crear espacios de diálogo que puedan fortalecer al grupo y
    de manera individual, brindando estrategias de afrontamiento, de calma, etc.
  3. Crear espacios recreativos: de manera individual o colectiva, ya sea mediante el
    arte, alguna ceremonia, que involucren un proceso creativo entre cuerpo y mente.

Por otro lado, nosotras agregaremos los siguientes:

  1. Prestar atención a tu cuerpo: reconocer e identificar qué es lo que estás sintiendo, en qué momento y qué necesidades te está expresando.
  1. No hagas caso omiso a lo que el cuerpo y la mente piden: siguiendo con el punto anterior, si ya tienes identificado lo que sucede, no te lo niegues, ya sea descansar, despejarte, incluso comer.
  2. Pedir ayuda: si consideras que se está saliendo de tus manos, es completamente válido acercarte a alguien para pedir apoyo, ya sea con alguna amiga, compañeras, grupos de acompañamiento o psicoterapeutas.

6. Reconocer que no eres la mujer maravilla: sabemos que en ocasiones es muy fuerte esta necesidad de acompañar y apoyar a las demás, pero es sumamente importante que identifiques qué está en tus manos y qué no.

7. Evaluar: realiza una valoración e introspección si te sientes excedida por alguna situación en particular. También se vale suspender las labores por tiempo determinado o indeterminado.

8. No te culpes: es muy compleja esta frase, pues sabemos que darnos tiempo para nosotras mismas y descansar puede generar cierta culpabilidad (esto debido a las presiones y exigencias que nos imponen al no priorizar a otras personas). No es egoísmo, estás cuidando de ti misma.

Claro que puede ser difícil llevar todos estos puntos a la práctica, ya que, reconocernos vulnerables, llegar a un nivel de autoconciencia, autoconocimiento y autocuidado es un proceso complejo, el cual no se nos ha permitido por siglos, pero hacerlo también es revolucionario.

Sabemos el esfuerzo y el compromiso que hay en ti, lo estás haciendo muy bien.

Referencias
Hernández, A. María. & Tello, N. Guadalupe. (24 de marzo de 2021). El autocuidado como
estrategia política: sostenibilidad y bienestar para defensoras de derechos humanos.
Consorcio Oaxaca. Recuperado de
https://consorciooaxaca.org/2021/03/el-autocuidado-como-estrategia-politicasostenibilidad-y
-bienestar-para-defensoras-de-derechos-humanos/#_ftn1
New Tactics in Human Rights. (02 de diciembre de 2016). Autocuidado, una estrategia
política en la defensa de los derechos humanos. New Tactics in Human Rights. Recuperado
de

https://www.newtactics.org/conversation/autocuidado-una-estrategia-pol%C3%ADtica-en-la-defensa-de-los-derechos-humanos

Oliveira, Guacira., & Dordevic, Jelena. (2015). Cuidado entre activistas: tejiendo redes para
la resistencia feminista. Centro Feminista de Estudio y Asesoría (CFEMEA). Recuperado de
https://www.cfemea.org.br/images/stories/publicacoes/cuidado_entre_activistas.pdf
Reynoso, Citlali., & Quezada, M. Fernanda. (2020). Activismo y compasión: estrategias para
el autocuidado en personas defensoras de derechos humanos en México. Carta Económica
Regional. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7951689.pdf

Acerca del autor

Valeria Rocha
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Psicóloga apasionada en temas sobre sexualidad y neuropsicología con perspectiva feminista. Busca poner su "granito de arena" promoviendo la salud mental y el bienestar emocional.

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