Valeria Rocha.

Todas y todos hemos experimentado ansiedad a lo largo de nuestra vida, ya que es una respuesta bastante normal ante eventos estresantes. Sin embargo, cuando los síntomas de ansiedad se vuelven más significativos que los eventos que los desencadenaron y comienzan a interferir con nuestra vida, podrían ser señales de un trastorno de ansiedad, como el Trastorno por Ansiedad Generalizada, Fobias, Mutismo selectivo, Trastorno Obsesivo Compulsivo, etc.

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales V , los trastornos de ansiedad comparten características tanto de miedo como de ansiedad en exceso, por un lado, tenemos que el miedo es una respuesta emocional a una amenaza inminente que puede o no ser real, mientras que, la ansiedad es la respuesta anticipatoria a una amenaza futura. La diferencia que hay entre los trastornos de ansiedad con el miedo y la ansiedad normal, es la persistencia junto con lo que ya es mencionado, la excesiva respuesta que pueda haber en ellos. (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014).

En resumen, la ansiedad alude a un estado de agitación e inquietud desagradable caracterizado por la anticipación del peligro, donde surgen síntomas psíquicos y fisiológicos. Nace a raíz de una preocupación persistente y excesiva por actividades o eventos, incluso tareas en nuestra rutina. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación real, es difícil de controlar y nos afecta a nivel fisiológico.

La ansiedad patológica expresa modelos de afrontamiento disfuncionales o anticipaciones exageradas y desadaptativas a las circunstancias del mundo actual y del futuro. La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica es que esta última se funda en valoraciones irreales de la amenaza o surge sin motivo aparente.

Dra. Silvana Setti, Médica Psiquiatra.

Así mismo, la ansiedad patológica no nos permite realizar labores como normalmente lo hacemos, es decir, nos incapacita, ya que llega un momento en el que nos impide concentrarnos, continuar con nuestra rutina y pensamos en peligros que probablemente no sean reales.

Ya que identificamos que la ansiedad no es momentánea, sino que, persiste, podemos hablar sobre las crisis de ansiedad. Según Alice Boyles, autora de The Healthy Mind Toolkit, un ataque de pánico es un término clínico, mientras que un ataque de ansiedad no lo es.

Un ataque de pánico surge de manera imprevista, ya que es la aparición súbita de miedo intenso o malestar significativo, que puede producirse desde un estado de calma o de ansiedad. Por otro lado, el ataque de pánico no es un trastorno mental, sino que, pueden aparecer dentro de cualquier trastorno, como el Trastorno por Estrés Postraumático, Depresión, Trastorno de Ansiedad Generalizado, etc.

Los síntomas de un ataque de pánico pueden ser los siguientes:

  • Ritmo cardíaco acelerado.
  • Sudoración.
  • Sensación de asfixia.
  • Despersonalización.
  • Temblores.
  • Dolor o molestia en el pecho.
  • Miedo a perder el control.
  • Miedo a “volverte loca”.
  • Miedo a morir.

La característica esencial de un ataque de pánico es un golpe brusco de miedo o malestar intenso que alcanza su máximo en cuestión de minutos, es decir, surge de manera repentina.

Ahora; ¿Qué podemos hacer cuando tenemos un ataque de pánico?

  1. No trates de evitarlo: el ataque de pánico simplemente llegará, mientras más te
    resistas, más difícil será terminarlo. Recuerda que aunque el ataque de pánico tenga
    un origen psicológico, causa sintomatología física intensa, por lo tanto, tu cuerpo
    necesita recuperarse.
  1. Intenta controlar la respiración: sabemos que puede ser difícil en esos momentos,
    pero trata con todas tus fuerzas de inhalar por la nariz y exhalar por la boca. Utiliza
    la técnica 4-7-8, que consiste en inhalar durante 4 segundos, contener la respiración
    durante 7 segundos y exhalar durante 8 segundos; o alguna otra técnica que
    conozcas, la idea es que intentes controlar tu respiración.
  2. Reconoce que estás teniendo un ataque de pánico: la ansiedad en ese momento te
    va a decir que te estás volviendo loca, que tendrás un infarto o simplemente morirás,
    pero nada de eso, repitete “estoy teniendo un ataque de pánico”, recuerda que es
    momentáneo y pasará pronto.
  3. Mantén tu atención en un objeto o actividad sencilla: por ejemplo, busca plastilina,
    una pelota antiestrés, juega con los accesorios que traigas puestos (pulseras,
    anillos, collares) o algo que puedas manipular con tus manos.
  4. Evita la autolesión: como morderte, clavarte las uñas, jalarte el cabello, golpearte,
    etc, esto solo va a empeorar el ataque de pánico.
  5. Busca un sitio tranquilo: un lugar en donde te sientas segura y cómoda hasta que
    termine el ataque de pánico.
  6. Acompañante: será un buen apoyo que te acompañe una persona de confianza, que
    sepa lo que te pasa para que permanezca contigo durante esos momentos. Esa
    presencia te tranquilizará y te generará seguridad.
  7. Medicación: esto solo en caso de que ya hayas sido tratada por médicas y
    profesionales de la salud mental. Lleva siempre el medicamento que te haya
    recetado el/la psiquiatra para tenerlo a la mano en el momento que sea necesario.

Este artículo tiene como fin informar a todas las mujeres que lo consulten acerca de la ansiedad y los ataques de pánico, no para realizar un autodiagnóstico. Recuerda siempre consultar a una psicóloga en caso de querer tratar situaciones específicas o mandarnos mensaje para orientarte.

Referencias:

  • Asociación Americana de Psiquiatría. (2014). Manual Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos Mentales. 5a ed. Arlington: Editorial médica Panamericana.
  • Boyes, A. (2018). The Healthy Mind Toolkit: Simple Strategies to Get Out of Your Own Way and Enjoy Your Life. TarcherPerigee.
  • García, N., & Sanz, A. I. (s.f.). Primeros auxilios ante un ataque de pánico. Instituto de Rehabilitación Funcional La Salle. Unidad de Salud Mental. Madrid, España.
  • Setti, S. (martes, 24 de mayo). Acerca de lo normal y lo patológico en la ansiedad y el estrés. Fundación Clínica de la Familia por la Salud Emocional.

Acerca del autor

Valeria Rocha
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Psicóloga apasionada en temas sobre sexualidad y neuropsicología con perspectiva feminista. Busca poner su "granito de arena" promoviendo la salud mental y el bienestar emocional.

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