El abuso sexual infantil (ASI) es una de las violaciones más devastadoras a los derechos de las niñas y los niños, y su impacto trasciende no solo en la o el menor, si no también a sus familiares, amigas, amigos y comunidad.

Es normal y válido que al enfrentarnos a una situación tan fuerte como esta podamos sentir rabia, impotencia, ansiedad y estrés elevados, sin embargo, queremos asegurarnos de que cada vez más mujeres puedan estar lo más acompañadas posibles en el proceso.

En este artículo, te ofrecemos algunas herramientas y recursos que pueden ayudarte a actuar de manera efectiva, apoyar a la menor y cuidar también de tu bienestar emocional.

El primer paso para poder actuar es saber identificar las señales de abuso sexual infantil. Estas pueden ser físicas, emocionales o conductuales. Algunas señales comunes incluyen:

  • Cambios en el comportamiento: la víctima puede volverse retraída, temerosa,
    agresiva o experimentar trastornos del sueño o cambios en su rendimiento
    académico.
  • Síntomas físicos: dolor o molestias en los genitales, sangrado o infecciones
    recurrentes en el área genital o anal.
  • Hablar de manera inapropiada para su edad: puede que la niña o niño use un
    lenguaje sexualizado o mencione situaciones que no comprenden completamente.
  • Rechazo a estar cerca de ciertos adultos: la niña o niño pueden mostrar miedo o
    ansiedad al estar cerca de una persona en particular.

Es fundamental recordar que no todas las señales indican abuso sexual. Sin embargo, si detectas varios de estos comportamientos, es crucial tomar acción. Si eres la madre o familiar cercana a la o el menor, tu reacción inmediata es esencial para el bienestar de la niña o niño. ¿Qué puedes hacer?

Si tu hija, sobrina o familiar te cuenta que ha sido víctima de abuso, es importante que la escuches sin juzgar y puedas brindar un espacio seguro de contención, amor y cuidados.

Recuerda que las niñas y niños suelen temer a no ser creídos o a ser castigados por hablar. Al escuchar con calma, validas su experiencia y le das el espacio para expresarse.

No solamente es importante un espacio seguro emocionalmente, sino también del lugar físico, es decir, si sospechas o sabes que el abuso está ocurriendo, la protección inmediata es primordial.

Asegúrate de que la niña o niño esté fuera de peligro y alejada/o del agresor. Si el agresor es un miembro de la familia, esto puede implicar tomar medidas legales o, en algunos casos, buscar refugio.

Esto puede incluir acudir con una psicóloga infantil especializada en abuso sexual o en trauma y una pediatra que pueda realizar un examen físico para documentar las posibles evidencias del abuso.

Es importante denunciar el abuso ante las autoridades competentes, como la policía o el Ministerio Público. En muchos países existen leyes que protegen a las niñas y niños contra el abuso sexual, y las denuncias pueden conducir a la detención del agresor y la protección de la víctima.

Es importante tratar de mantener las actividades cotidianas, como la escuela, juegos y tiempo con amigos, a medida que sea posible para él o ella, es decir, que pueda reintegrarse poco a poco a su normalidad.

Sin embargo, es primordial siempre respetar sus tiempos, espacios y necesidades emocionales. Es necesario ser muy pacientes y amorosas durante este punto, ya que es un proceso complejo y dichos cambios no pueden darse de la noche a la mañana.

Por otro lado, el abuso sexual infantil puede generar una gran carga emocional no solo en la niña o el niño, sino también en las y los familiares que apoyan y acompañan durante el proceso. La culpa, la rabia, el miedo y la impotencia son emociones comunes en estas situaciones, así que te dejamos una guía breve para que puedas tenerla a la mano cuando lo necesites:

Es común preguntarse «¿cómo no me di cuenta antes?» o «¿qué pude haber hecho diferente?», “debí estar más atenta”. No te culpes por no haberlo prevenido o detectado antes. El abuso es un crimen, y lo que realmente importa ahora es actuar para proteger a la víctima.

Recuerda que la cultura patriarcal hace que nos sintamos responsables por absolutamente todo (incluso por cosas que no están dentro de nuestro control), dichas ideas son solamente pensamientos críticos que hemos aprendido por el sistema en el que vivimos, no fue tu culpa, el abuso es únicamente responsabilidad del agresor.

Es vital que, como familiar, también recibas apoyo emocional para lidiar con la situación. El acompañamiento de una psicóloga especializada en trauma, con perspectiva feminista o grupos de apoyo puede ser útil.

Compartir tu experiencia y emociones con otras personas que entienden lo que estás viviendo puede aliviar la carga emocional.

Para cuidar a otras personas es necesario estar cuidar de ti misma, estar cerca de una situación tan traumática puede afectar tu bienestar psicoemocional, sé paciente, estás pasando por mucho. Intenta tener una alimentación que te guste y sea saciadora, busca momentos de descanso y sueño reparador, mantener tu higiene general, expresa tus necesidades a tu red de apoyo (por ejemplo, si necesitas ser escuchada, que te ayuden a buscar a una psicóloga especializada, que te apoyen a realizar actividades cotidianas, etc.)

Si estás leyendo esto, seguramente es porque estás pasando por mucho, pero no estás sola, y en estos momentos es importante tener cerca a tu red de apoyo y un acompañamiento profesional sensible. Intenta siempre escuchar a tu cuerpo respecto a lo que pide y siente, tu cuerpo te va a indicar si algo sucede en la/el menor que amas, no pongas en duda lo que piensas y mantente segura siempre, lo estás haciendo bien.

Referencias
Berlinerblau, Virginia. (2017). Abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes: una guia
oara tomar acciones y proteger sus derechos. UNICEF.
https://www.unicef.org/argentina/sites/unicef.org.argentina/files/2018-04/proteccion-AbusoSe
xual_contra_NNyA-2016.pdf

Rosario, María., & Cantón-Cortés, D. (2025). Consecuencias del abuso sexual infantil: una
revisión de las variables intervinientes. Anales de Picología, vol. 31. no. 2.
http://revistas.um.es/analesps
Valdez-Santiago R, Villalobos A, Arenas-Monreal L, Flores-Celis K, Ramos-Lira L. Abuso
sexual infantil en México: conductas de riesgo e indicadores de salud mental en
adolescentes. Salud Publica Mex. 2020;62:661-671. https://doi.org/10.21149/11924

Acerca del autor

Valeria Rocha

Psicóloga apasionada en temas sobre sexualidad y neuropsicología con perspectiva feminista. Busca poner su "granito de arena" promoviendo la salud mental y el bienestar emocional.

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